jueves, 6 de noviembre de 2008

GASTRONOMÍA Y TRADICIÓN EN MÉXICO III EL NOPAL




De Aztlán (lugar de las garzas) salieron los Aztecas en busca de la tierra prometida y guiados por algunos sacerdotes. El dios Huitzilopochtli les había dado la señal: “Deberán encontrar un águila devorando una serpiente, el águila estará parada sobre un nopal y el nopal crecerá sobre una piedra que emergerá de entre las aguas, y ahí, en ese lugar, deberán construir mi templo y edificar una ciudad…”

Ese fue el inicio de la civilización Azteca y el fin de su peregrinaje. Aquella señal la encontraron en lo que llamaron (El Lago de la Luna) en el Lago de Texcoco y ahí edificaron la legendaria Tenochtitlan (Ciudad del Sol), hoy, la Ciudad de México.

Huitzilopochtli significa Colibrí Zurdo. La historia cuenta que Coatlicue era la Tierra, madre de Coyolxauhqui -la Luna-, y de los “Cuatrocientos del sur” Centzon Huiznahua -las Estrellas-. Un día, cuando Coatlicue barría su templo en lo alto del cerro de Coatepec, la Tierra quedó preñada milagrosamente gracias a una bolita de plumas que provenía del cielo y que ella guardó en su pecho. La Luna consideró el embarazo de su madre como una afrenta e instigó a sus hermanos las Estrellas a matarla. Huitzilopochtli, el Sol, desde el vientre de la Tierra, advirtió el peligro y decidió defender su vida y la de su madre. Cuando la Luna y las Estrellas estaban a punto de asesinarla, nació el Sol Huitzilopochtli, ataviado para la guerra y armado con una serpiente de fuego que convirtió en hacha, llamada Xiuhcóatl, decapitó a Coyolxauhqui para, después, arrojarla desde lo alto del cerro Coatepec. En su caída, la diosa se fue desmembrando en cada giro.

Así muere la Luna cada mes derrotada por el Sol, a pedazos. Coyolxauhqui y su desmembramiento son la explicación a un fenómeno celeste, en el cual la luna muere y nace por fases. Fue en 1978 cuando se encontraron los restos arqueológicos de la Coyolxauhqui (desmembrada) al pie de la escalinata de Huitzilopochtli en el Templo Mayor.

Estrecha es la relación que guarda el nopal con respecto a la historia de México. Por eso es uno de los símbolos representados en el Escudo Nacional. El nombre científico del nopal es Opuntia Vulgaris. Pertenece al grupo de las cactáceas. Múltiples son sus propiedades: como alimento, como cosmético y como medicina. Crece con nobleza prácticamente sin cuidados, adaptable a casi a cualquier tipo de suelo, por eso se le encuentra lo mismo a nivel del mar que en zonas desérticas.





El nopal es rico en calcio y controlador de la diabetes, tiene propiedades antioxidantes y ayuda a combatir la retención de líquidos y es un digestivo natural por su alto contenido de fibra. Se puede encontrar en cápsulas ingeribles o pastillas y en champú como cosmético.
Su uso en gastronomía también es muy amplio. Ya sea como ensalada, como guarnición, postre o como platillo principal. Se preparan en mermelada, en escabeche o rellenos e incluso en agua fresca. Su fruto -la tuna- es delicioso, muy dulce, fresco y jugoso. Otra variedad de tuna -el xoconoztle-, es utilizada como ingrediente en diversos platillos como el pozole, el mole de olla y en uno de los más exóticos y exquisitos platillos -como postre-, rellenos de nueces y almendras en salsa de piloncillo.




El nopal es un complemento perfecto de las carnes asadas a las brasas o a la parrilla, también asado y tierno. Complemento también, del taco placero hecho de carnitas, chicharrón o barbacoa. El nopal se guisa con huevo o se prepara en pequeñas tortitas capeadas que se fríen y luego se ahogan en salsas de diferentes tipos: también se rellenan de queso y se procede de la misma forma que las tortitas. Los nopales con charales es uno de los platillos típicos de México, de bajo costo y de altísimo contenido de nutrientes.

En la población de Milpa Alta se organiza la Feria Gastronómica Nacional del Nopal. Importante evento en el se muestran todos sus usos y beneficios.
El nopal sin duda es un símbolo de mexicanidad y de la bondad de la tierra, un privilegio inconmensurable que Coatlicue legó sus hijos.




Issa Martínez

(Publicado en Alenarte Revista)


No hay comentarios: